El sentimiento de culpa es una de las energías que tienden a bajar más nuestro nivel vibratorio. Por ello, es importante liberarse de tal sensación, que puede causar otras energías nocivas, como autocastigo y falta de merecimiento.
Este ejercicio ayuda a liberar tal sensación. Para comenzar, haz una lista de personas que sientas que has lastimado, herido o perjudicado, al igual que las razones que crees que te llevaron a actuar de esta manera.
Sé crudamente franco y sincero en esta lista. Ahora, siéntate cómodamente, preferiblemente ante tu altar hogareño si tienes uno. Trae a la mente tu imagen de la Divinidad, el Universo, tu Yo Superior y pide que te guíe en este proceso.
En tu imaginación, ve a las personas con las que tienes una deuda moral o ética. Por difícil que sea, déjate embargar primero por el sentimiento de culpa y luego trae a ti el remordimiento sincero, esa necesidad de enmendar tu forma de actuar.Elije a una de las personas de tu lista.
Escríbele una carta diciendo como y porqué los lastimaste. Dile cuanto lo sientes y pide que te perdonen.
Una vez que hayas escrito la carta, visualiza a tu versión de la Divinidad viéndote y sonriendo con infinito amor y compasión. Nunca te ha culpado ni juzgado, si no que ha esperado pacientemente por este momento en que limpies tu alma del pasado.
Siente su calidez y el apoyo que te está brindando en estos momentos.Decide si le vas a dar la carta a la persona en cuestión. Si decides que no, quémala. Ahora respira profundo. Cierra los ojos. Toma consciencia del fluir del aire en tus pulmones y el latir de tu corazón.
En tu mente ve la culpa como un vapor oscuro que sale de ti, flota unos segundos sobre ti y luego desaparece. Siente la sensación de alivio y mentalmente da gracias.
Envía tu amor a la persona de la carta: mírala feliz, sana, rodeada de luz, como si fuera una preciosa foto en forma de diamante flotando ante ti. Imagina que hay hilos negros entre esta imagen y tu cuerpo y ve como cada uno de ellos se rompen, y la imagen de la persona se aleja suavemente, como una comenta sin ataduras en un lindo día de primavera. Ya la culpa que los ataba no existe y ambos son libres.
Repite este ejercicio cuantas veces sea necesario. Haz un hábito el repetirlo cada cierto tiempo: una vez cada dos semanas, una vez al mes, etc.
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