Existe la creencia de que el chakra base o raíz, conocido también como Muladara, y ubicado en la zona del periné (genitales) es más fuerte y desarrollado en personas cuyo mayor interés de vida es el mundo material.
Dada la asociación de este vórtice con el mundo físico -pues entre sus funciones se halla la provisión material- es fácil suponer que el mismo está activo en las personas que solo tienen en cuenta el mundo material y cuyo principal énfasis son las ganancias y los bienes; incluyendo aquellos que viven solamente esforzándose por conseguir dinero, alimento y por satisfacer sus necesidades básicas.
Sobre ello me llamó la atención un artículo publicado en un medio digital venezolano, a propósito de la crisis que se vive en el país y lo que se considera como una escasa o poca reacción (a través de marchas o protestas) de los sectores con menos recursos económicos. La autora, al dirigirse a un público heterogéneo y con poco manejo de estos temas, trata de explicar qué son los chakras y escribe lo siguiente:
«…En esa parte energética existen unos vórtices de energía llamados chacras, que están alineados a lo largo de la columna vertebral y se asocian con estados de conciencia diferentes. Son como una especie de escalera de evolución, donde se sube a medida que se desarrolla cada uno de los vórtices. El primero está relacionado con la supervivencia: la seguridad, la alimentación y el espacio físico. Si uno está permanentemente luchando por cumplir esas necesidades, es muy difícil que se pueda ascender a los siguientes niveles.» El universal/31-03-14
Para la articulista los niveles siguientes serían la protesta y la participación en marchas, lo que supondría que las personas tendrían activados los siguientes vórtices, que les llevarían a dejar de centrarse solo en la sobrevivencia.
Esos siguientes niveles tienen que ver con los chakras que siguen en la secuencia conocida a lo largo de la espina dorsal. Por tanto, es de suponer que el proceso evolutivo comenzaría en el chakra uno, continuaría en el chakra dos -el sacro, ubicado debajo del ombligo- y así sucesivamente de manera ascendente. En consecuencia, una vez activado el séptimo chakra coronilla (ubicado sobre la cabeza) tendríamos un mayor desarrollo o evolución espiritual. Sin embargo, el proceso es mucho más complejo y menos secuencial, inaplicable a la activación y desarrollo de los vórtices.
Chakra base: el último en activarse y desarrollarse
Los legados esotéricos exponen que -contrario a lo que se cree- el chakra base, el de lo material, es el último que se activa y desarrolla. Sobre ello, estudiosos y clarividentes avanzados dicen que una gran mayoría de los humanos que habitamos este planeta no lo tenemos ni activo, ni mucho menos desarrollado.
El solo hecho de que este vórtice sea donde se aloja la energía kundalini fundamenta tal afirmación, al ser esta energía una de las más elevadas, y la que al subir verticalmente por medio del fluido espinal a través de la columna vertebral, atraviesa todos los chakras y alimenta el cerebro, modulando su actividad. Se trata de una energía evolutiva, y según el grado de activación en el individuo, condiciona su estado de conciencia. En artículo de Argos en la red se explican las diferencias entre un chakra cerrado o abierto; un chakra bloqueado o desbloqueado; un chakra dañado; y un chakra activo o inactivo; y vale considerar en específico el concepto de «chakra activo y en desarrollo»:
«Cuando un chakra se desarrolla a través de nuestro trabajo espiritual con él, pasa de un estado de latencia a un estado de actividad, que será más o menos grande según lo que lo hayamos desarrollado.
Cada chakra tiene varias cualidades espirituales, que residen en nosotros en inactividad, y aunque nunca se haya manifestado su potencialidad , no pueden dejar de funcionar en el momento que intentemos activarlos con nuestra intención, atención y ejercicios para despertarlos.
Un chakra activo es un centro energético que ha desplegado una nueva octava de consciencia, y se eleva a un nivel mucho más espiritual. El despertar de estos chakras abre horizontes distintos en la comprensión y en la visión de la realidad, a la vez que permite al humano comprender el mundo espiritual. «
El desarrollo procede luego de la activación, permitiendo ir más allá de la metabolización de energía, para pasar por diferentes niveles de sutilización de energías superiores, de forma que se pueda llegar a utilizar el chakra en altos grados de espiritualidad.
La meta es atraer cada vez energía más sutilizada, siempre en consonancia con los niveles de consciencia que se vayan alcanzando. Esto ocurre en la medida que se va pasando del manejo de energías más densas a energías más sutiles, siempre yendo más allá de la metabolización energética.
Explica el autor Zachary Landsdowne, en «La sanación por los chakras«, que para el desarrollo de los centros energéticos se precisa de la ruptura del velo etérico o tela búdica , lo que ocurre de forma natural o de forma inducida a medida que va subiendo la kundalini.
«El primer método se basa en la evolución del cuerpo causal, sin prestar atención ni a los chakras ni a los velos etéricos. Se trata de adquirir sabiduría por las experiencias; purificar la naturaleza física, emocional y mental, practicar la meditación y seguir la guía de la voluntad espiritual. En consecuencia el cuerpo causal evoluciona, generando nuevas actitudes hacia la vida, y la elevación de energías resultante en el cuerpo etérico hace que automáticamente los velos se vayan rompiendo. En el segundo método, uno tiene la intención deliberada de romper los velos etéricos…La idea es romperlos a propósito haciendo que las energías bloqueadas surjan.»
De ahí que los ejercicios y herramientas que prometen «abrir el tercer ojo» o «ascender la energía de la kundalini» derivan mayormente en fracaso y en algunos pocos casos en experiencias traumáticas, como ha ocurrido a mucha gente que termina con fuertes dolores corporales o en una ruptura de la tela búdica, causando un despertar del psiquismo sin espiritualidad.
«Alice Bailey afirma que el desarrollo prematuro que produce este intento puede estimular excesivamente las células cerebrales, pudiendo generar locura y la ruptura de la estructura celular del cerebro.»
Tales herramientas no suelen dar resultados o mal funcionan al ser utilizadas con chakras bloqueados o dañados, con deficiencias en la metabolización de energías; por lo que convendría primero hacer un trabajo de armonización, desbloqueo y reparación, para después proceder a una activación y desarrollo; trabajo que requiere esfuerzo espiritual, muchas veces acumulado en varias encarnaciones, lo que también depende de la evolución personal y de nuestra especie en su totalidad.
Dos procesos distintos
Se entiende entonces que, desde la perspectiva exotérica (la que maneja el común de las personas), los vórtices operan desde el primer chakra, en orden sucesivo y ascendente hasta el séptimo chakra; considerándose que energéticamente deberíamos tener el primer chakra desbloqueado, metabolizando las energías necesarias para hacer funcionar el cuerpo y para arraigarnos a tierra, y materializar los recursos que necesitamos: la energía física primaria.
Sin embargo, debido a desarmonías internas y externas en los cuerpos físico-etérico, mental y emocional, tendemos a bloquear ese centro, generándose desde enfermedades, excesivo egoísmo y materialismo, hasta dificultades para obtener dinero, bienes y recursos; teniendo que sobre-esforzarnos y concentrarnos en la supervivencia.
A eso realmente se refería la autora citada al principio, cuando trataba de explicar porqué algunos venezolanos no protestaban. Sucede que hablaba de personas con un chakra base bloqueado; aunque tampoco la acción de protestar significaría que el vórtice en cuestión -e incluso algún otro- estuviese desbloqueado y armonizado, mucho menos activo o desarrollado (lo que sería tema de otro análisis).
La visión esotérica (más oculta), plantea otro proceso, dependiente de la ruptura natural de los velos etéricos y del cuerpo causal (el que acumula lo experimentado en varias vidas).
Landsdowne explica que es el chakra sacro (el que sigue el básico) el primero en desarrollarse, al encontrarse activo cuando nacemos. Los demás chakras se pueden ir activando y desarrollando de forma natural con el crecimiento del cuerpo físico y los ciclos que siguen los cuerpos emocional y mental a lo largo de la vida; pero sobre todo por los impulsos que recibe el cuerpo causal a través de la forma cómo vamos procesando las experiencias y cómo vamos creciendo espiritualmente y dejando atrás las limitaciones.
No hay un orden preciso de desarrollo de los centros siguientes a partir del vórtice sacro, y ese avance puede seguir una lógica secuencial o no, dado que también depende de las particularidades energéticas de cada quien. En general, los autores exponen el siguiente: primero el sacral, después el plexo solar, el de corazón, el de la garganta, el del entrecejo, el de la coronilla y finalmente el básico.
Es importante mencionar que desde el centro cardíaco hasta el de la coronilla son considerados chakras con mayor capacidad de procesar las energías superiores y quizás ello haya influido en la creencia de que el chakra base es un centro menor.
Lo cierto es que en ese proceso de desarrollo de cada vórtice, el chakra base se va nutriendo de la energía liberada por cada centro que se va desarrollando, siendo el último en desarrollarse.
¿Qué sentido tiene que esta activación y desarrollo ocurra en último lugar? Obviamente al ser este primer chakra el relacionado con la manifestación en el plano físico, una vez desbloqueado, activo y en desarrollo facilita el vivir en prosperidad y abundancia; y lo ideal es que quien tenga facilidades para manifestar sus deseos, al mismo tiempo sea una persona con crecimiento espiritual.
«Una vez que los otros chakras se han desarrollado, toda la energía utilizable por el chakra básico se encuentra en grandes cantidades. Cuando, además, la persona ha eliminado de su vida toda motivación egoísta, se considera que el chakra base está desarrollado.»
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