La importancia de cambiar las creencias

publicado en: FENG SHUI INTERNO | 1

Uno de los temas más complejos de trabajar en el proceso de autoconocimiento y autoayuda  es el trabajo con las creencias, estrategia fundamental para depurar nuestro cuerpo mental e influir sobre la limpieza del cuerpo emocional e incluso sobre el campo etérico o vitalidad.

Estos tres campos invisibles que cubren nuestro cuerpo físico conforman el eje de la personalidad y constituyen la zona sobre la que debemos actuar para conectarnos cada vez más con los cuerpos y planos espirituales.  

De ahí que cuando se habla de purificarnos, de trabajar en nosotros mismos y de evolucionar en lo personal y en lo espiritual, de lo que realmente se trata es de incidir principalmente sobre nuestros cuerpos emocional y mental, siendo en este nivel  donde entran el juego las creencias.

Las creencias se definen como el sentimiento de certeza sobre el significado de algo. Se trata de una afirmación personal que consideramos verdadera y se forma a partir de ideas que confirmamos o creemos confirmar a través de nuestras experiencias personales. 

La experiencia nos remite a sensaciones y las sensaciones a las emociones, lo que deja ver claramente el papel que estas últimas juegan en el establecimiento de nuestro sistema de creencias.  

Todos los ejercicios que proponen identificar, despejar y cambiar  creencias actúan sobre el campo de los pensamientos, el plano mental, y tienen como premisa básica la idea de que cualquier pensamiento que pase por nuestra mente se creará inmediatamente en materia del plano mental, influyendo luego las las posturas mentales y en las conductas.

El rol del niño interior en el cambio de creencias

El componente emocional es un elemento fundamental de las creencias, aun cuando se alojan en el cuerpo mental. Las emociones que manejamos son una poderosa barrera o una poderosa ventaja, según sea la forma en que lo utilicemos en el proceso de desmontar nuestras creencias

Como en el cuerpo emocional es donde se aloja nuestro Niño Interior, es a partir del patrón emocional que maneja esa parte de la psique, que logramos el milagro de manifestar o crear. Es por ello que la materia astral es fundamental para la concreción de los deseos, pues con ella creamos en el astral planetario (cuarta dimensión o 4D) lo que luego se manifestará en el mundo material (3D). 

Nuestras ideas y creencias se hallan envueltas en esa materia emocional y se convierten en las semillas a partir de la cuales formamos nuestras creaciones astrales. 

A través de ese ego se generan máscaras y muros emocionales que nos impiden ver la energía que nosotros mismos manejamos y no nos dejan avanzar, manifestándose en nuestro mundo físico mediante una serie de obstáculos a los deseos. Tales deseos y planes no satisfechos se convierten en motivo de búsqueda e insistencia para muchos, y de queja y renuncia para otros.

Lo primero que se debe entender es que detrás de esa manifestación de bloqueo están las creencias sustentadas por el ego emocional o Niño Interior, a través de las emociones.

La razón de esto es que la mayoría de las creencias se forman  en nuestra primera etapa de vida y se relacionan con las emociones experimentadas debido a las afirmaciones e ideas que tomamos como ciertas en ese momento.

Si a ti te han dicho de pequeño «tu no vales» y resulta que de mayor te botan de los trabajos, la experiencia puede estar sustentada en la creencia de que no vales o no mereces. Ahí está el origen de que nos relacionemos (por ley de atracción) con personas que nos confirman y  ratifican lo que creemos.

Abordar desde lo mental para desmontar lo emocional

Tiene mucho sentido trabajar las creencias desde el plano mental, pues si seguimos la lógica teosófica de los planos, es necesario que pasen por el plano emocional antes de manifestarse en el plano físico.

El cuerpo emocional es como la vasija donde se alojan y donde las creencias toman forma. Pero como el cuerpo mental está, de alguna forma, vibracionalmente por encima del cuerpo astral, el plano mental es el nivel adecuado para poder abordar el cambio de creencias

Justo en este nivel es donde se pueden presentar los mayores obstáculos, porque antes de manifestarse debemos envolver las ideas en la materia del plano astral (emocional). Aquí es posible que se presenten contradicciones, al ser muy viable que lo que sentimos sea opuesto a la idea que queremos manifestar, sucediendo entonces algo muy distinto a lo que queremos. Esto ocurre porque la idea, antes de plasmarse en tercera dimensión (3D) se impregna de las emociones que predominan en nuestro cuerpo emocional. 

Esto explica por qué muchas veces no funciona el simple ejercicio de cambiar un pensamiento negativo por uno positivo, sin antes identificar y  purificar el cuerpo emocional o astral, proceso que implica adentrarnos en el campo que la psicología llamada inconsciente. 

Quitar y poner no es posible sin antes resolver, saber de dónde provienen y el porqué de la inclinación hacia el pensamiento negativo. Lo importante a resolver es el evitar que reaparezca este tipo de pensamiento, pero como se trata de una creencia,  la atraemos a nuestra vida una y otra vez. Reaparece porque la historia no se borra, tan solo se ve de otra forma.

Lea: ¿Por qué es necesario sanar al niño interior?

 

El poder de las creencias

Todos tenemos creencias que nos sirven como recursos y también creencias que nos limitan. Nuestras creencias pueden moldear, influir e incluso determinar nuestro grado de inteligencia, nuestra salud, nuestra creatividad, la manera en que nos relacionamos. Incluso pueden determinar nuestro grado de felicidad y de éxito. Se trata de una fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta. 

Las creencias se forman a partir de lo que nos han dicho, de lo que hemos vivido, de lo que creemos tener y ser.

También dependen de lo que observamos en el entorno acerca de otras personas, de nuestros maestros, nuestros padres y de lo que dicen los medios de comunicación. En general derivan de la cultura en la cual crecemos y que impacta nuestro mundo mental y emocional. Todo esto se arraiga en el consciente y en el inconsciente, y por ello muchas veces esas creencias se entierran en nuestra mente y es difícil acceder a ellas. 

Cuando yo veo materializada una idea que sustento en mi campo mental, por ejemplo de que el mundo es un lugar peligroso o de que cuesta mucho ganar dinero, porque mi padre llega tarde a casa, porque le veo sufrir, le veo preocupado, porque vivo la escasez económica, que al final es escasez energética, porque veo materializado aquello que se dijo en un momento determinado, inmediatamente voy a llevarlo a mi vida, voy a convertirlo en creencia, y como consecuencia voy a materializarlo. 

Las creencias, que en muchos casos no son conscientes, afectan  la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás, y de las cosas y situaciones que nos rodean. A través de nuestro sistema de creencias y valores damos significado y coherencia a nuestro modelo del mundo. Por ello, cuestionar una de nuestras creencias puede desestabilizar todo el sistema, al afectar a aquellas otras que se derivan o están relacionadas con ella. Esta es la razón por la que somos muy reacios, en muchas ocasiones, a modificar alguna de nuestras creencias. 

Por eso es tan importante que tengamos conciencia de los pensamientos que nos abordan, y del lugar que esos pensamientos están ocupando en nuestra psique, en nuestro inconsciente.

Brinda Mair

Por ejemplo, si se sostiene la creencia de que «la vida es dura«, de alguna forma se estará materializando o buscando en la vida dureza. Voy a convertir mi vida en algo difícil, porque detrás de esa manifestación está esa creencia. Si tu crees que la vida es dura, tu vida es dura. No vas a encontrar gente con esta creencia cuya vida sea fácil. Así vamos llevando a la práctica lo que creemos.

Si alguien cree que «los hombres son agresivos», y le dices que no, que eso es una creencia, es posible que responda que no es verdad, porque en su vida siempre ve  hombres agresivos: su padre le pegaba, su marido le pega y eso sostiene su creencia. Cuando se piensa que los hombres son agresivos, difícilmente se encontraran hombres tiernos, respetuosos y delicados. 

Una creencia del tipo «los hombres siempre me dejan» va a llevar siempre una experiencia a través de la cual consigo materializar la idea y por ello al final los hombres me dejan… Una creencia que sustenta que la gente es mala, va a generar una manifestación de personas negativas en el entorno que van a confirmar esa idea.

Es bien sabido que si alguien realmente cree que puede hacer algo, lo hará, y si cree que es imposible ningún esfuerzo logrará convencerlo de que se puede realizar.

La siguiente anécdota (tomada del Manual de ejercicios pleyadianos) ejemplifica el poder que ejercen las creencias y muestra lo que tuvo que hacer una consultora cuando un cliente se negaba a hacer un cambio en su sistema:

Un cliente tenía una creencia en su tercer chakra con este efecto: «No gusto a nadie ni me dan una oportunidad».

Cuando le señalé que era una creencia que había que cambiar se puso a la defensiva diciendo: «Es cierto, no es culpa mía, yo no lo he querido así. Así es mi vida y lo puedo probar una y mil veces con las cosas que no dejan de ocurrir».

Protegía tanto sus creencias y su propio complejo de víctima que me costaba mucho hablar con él.

Intenté explicar que la vida no dejaba de darle la razón debido a la ley del magnetismo. Atraía hacia sí lo que encerraba dentro. Le dije que la fuente profunda del problema podría su propia ira y el resentimiento hacia personas que en el pasado lo habían tratado mal y que lo que necesitaba hacer era despejar la creencia, liberar las antiguas emociones y acabar finalmente en estado de perdón. Lo único que llegó a admitir durante esa sesión fue: «Bueno, quemaré la creencia, pero no va a servir para una mierda».

Cuando quise actuar en él sobre las emociones que mantenían la creencia en su sitio, se resistía e insistía tanto en probar que su ex esposa le había tratado mal que veía justificado mantener la culpa, el resentimiento y la ira hasta que ella admitiera que había obrado mal. No pude hacer nada más que respetar su libre albedrío.

Hay que estar dispuesto a deshacerse del pasado si se quiere sanar y crear un futuro más positivo. 

Las creencias en el campo bioenergético

Las situaciones, personas y circunstancias que se presentan en nuestra vida gravitan a nuestro alrededor debido a la la Ley de Atracción, la cual señala que atraemos las cosas en función de la frecuencia en la cual vibra nuestro campo bioenergético.

De acuerdo a ese nivel vibratorio, las ideas y emociones que están en los campos emocional y mental se transmiten a los cuerpos de todos aquellos que comparten ese nivel.

Ese círculo vicioso que se forma, hace que siga atrayendo situaciones semejantes y que la manifestación física de la realidad sea igual a la frecuencia de nuestro campo. Mientras la frecuencia vibratoria no cambie, las cosas que se atraen tampoco lo hacen. Con el tiempo, el poder de las creencias en la manifestación de nuestra realidad es tal que llegan a convertirse en formas de pensamiento (egrégores).

Amorah Quan Yin  las define como una estructura compuesta a partir de muchas imágenes pasadas y/o presentes, creencias, juicios y/o imágenes alrededor de un tema central… Extrasensorialmente una forma de pensamiento puede percibirse como una madeja en la que se enrollan pensamientos, creencias y/o imágenes altamente cargadas procedentes de experiencias alrededor de un tema común. Se unen unas a otras y se enrollan como la cinta de video en la bobina. Una forma de pensamiento tiene la capacidad de cargarse tanto que llega a convertirse en  un «ente de pensamiento» ( o egrégor). Este tipo de ente va controlando aspectos de la propia vida e inhibe el crecimiento. 

Al señalar que la creencia se acompaña de imágenes y juicios, bien vale conceptuarlos. Quan Yin al hablar de imágenes hace referencia a las percepciones que tienen otros sobre una persona o sobre una cuestión de la vida,  las propias conclusiones limitadas sobre uno mismo, extraídas de la experiencia vital; y las imágenes de experiencias vitales que permanecen en el aura o en el cuerpo a causa de la existencia de cargas emocionales no liberadas. 

Sobre los juicios dice que es la proyección de un pensamiento hacia o sobre otra persona o uno mismo que niega el valor de la esencia de la persona e identifica al otro o a uno mismo con algo que no gusta y de lo que se cree que no tiene valor.

Las formas de pensamiento, tienen una creencia o pensamiento raíz, que es la que sustenta a toda la entidad. Es indispensable identificar esa creencia o pensamiento raíz (núcleo de la forma de pensamiento) para poder disolver el egregor

Lea: Qué es un egregor

Las formas de pensamiento creadas por nosotros a lo largo de varias vidas y en la vida presente, van tomando diferentes formas que los videntes describen como figuras grotescas que asemejan animales o formas monstruosas, muchas veces iguales a las que aparecen en relatos mitológicos. He visto formas parecidas a serpientes, dragones, dinosaurios y arañas que flotan alrededor del aura de las personas y anclan cordones a sus chakras.

El vórtice o chakra involucrado es un indicador del tipo de creencias, juicios e imágenes que dan vida a la forma de pensamiento.

Por ejemplo, si la forma de pensamiento se ancla en el chakra sacro (chakra 2, debajo del ombligo), lo más probable es que las formas de pensamiento tengan que ver con el tema de la sexualidad, la reproducción, los hijos, la creatividad y todo aquello que está relacionado con ese chakra. Si el vórtice involucrado es el plexo solar (sobre el estómago), las formas de pensamiento tendrán que ver con la autoestima y con la forma en que nos proyectamos en el mundo y socializamos con el entorno. 

Trabajando con nuestras creencias

Realice: Ejercicio para cambiar creencias

Es importante conocer nuestras creencias para poder cambiarlas.  Al estar involucrados los cuerpos mental y emocional ya sabemos la dificultad latente en ese proceso.

Sin embargo es necesario trabajar en su modificación,  si realmente queremos ver cambios en nuestras vidas.

Para conseguir un pleno control de nuestra vida, debemos conocer cuáles son nuestras creencias esenciales, cambiar aquellas que nos están limitando y resolver los conflictos que pueden existir entre distintas creencias. Cuando somos capaces de ver nuestras sombras y aceptar nuestras partes oscuras, somos capaces de poner luz a nuestro camino. Lo primero es aprender a identificarlas, para lo cual sirve de mucha ayuda conocer los tipos de creencias.

Las creencias pueden ser  globales cuando se trata de generalizaciones que hacemos sobre la vida, el mundo, las personas, etc. Lo que sucede cuando decimos, por ejemplo, la vida es bella. La vida es dura. La gente es amable. Los perros son peligrosos. Las mujeres o los hombres son un desastre…

Las creencias se pueden convertir en reglas al transformarse en pautas que rigen nuestro comportamiento. Eso pasa cuando creemos, por ejemplo, «si tengo un buen auto la gente me considerará. Si aprendo de mis experiencias y me desarrollo, tendré éxito en mi vida. Si tengo ingresos fijos, entonces tendré seguridad. Si afirmo mi personalidad, seré rechazado…

Las creencias, por otro lado, pueden ser potenciadoras o limitantes. Las primeras nos ayudan y potencian la confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades, permitiéndonos afrontar con éxito situaciones complejas. Las segundas nos restan energía y nos inhabilitan para afrontar determinadas situaciones. Sucede, por ejemplo, si nos creemos incapaces de aprender o consideramos que ya pasamos el período de nuestra vida en el que nos era fácil aprender cosas nuevas, con lo cual bloqueamos cualquier oportunidad de desarrollar nuevas competencias y habilidades.

Creencias sobre la causa

Este tipo de creencias tienen que ver con la idea que se tiene sobre la causa de algo. Para ello nos planteamos preguntas del siguiente tipo:  ¿cuál es la causa de que no consiga perder peso? ¿Cuál es la causa de que siempre me dejen los hombres?  ¿Cuál es la causa de que nunca tenga dinero? ¿Cuál es la causa de que me boten de los trabajos?. La respuesta primera es la primera creencia. Por ejemplo en la primera pregunta podrías contestar: «porque mi familia es propensa a engordar». La palabra «porque» (explícita o implícita) suele indicar una creencia sobre la causa.

Creencias sobre el significado

Se pueden tener creencias sobre el significado: ¿Qué significa que  una persona tenga cáncer? ¿Qué significa que los hombres me dejen? ¿Qué significa que me echen de los trabajos? ¿Qué significa que nunca tenga dinero?  Acaso puede significar que no valgo, o que la vida es dura, que eres una mala persona y mereces castigo o que debes introducir cambios en tu forma de vivir. Lo que se responda es otra creencia que se está sosteniendo.

Creencias de identidad u origen

Las creencias sobre la identidad engloban causa, significado y límites. Un ejemplo de creencia de identidad y a la vez limitadora sería «no valgo nada», «no merezco tener éxito»  o  «si obtengo lo que quiero perderé algo»

No es lo mismo creer que no soy capaz de sobresalir en una materia que creer que soy tonto. No es lo mismo decir «no soy capaz de controlarme con la bebida»  que decir  «soy alcohólico y siempre seré alcohólico». Cualquier cosa que asumamos como parte de nuestra identidad comenzará a ejercer un impacto muy profundo en nosotros, es por ello que cuando  cambias creencias acerca de la identidad, te conviertes de algún modo en una persona distinta. 


Herramientas espirituales para trabajar nuestros sistemas de creencias: Es recomendable algún tipo de terapia como la Terapia de Respuesta Espiritual, o incluso el apoyo de algún psicoterapeuta que facilite el proceso de identificación, sobre todo si tenemos tendencia a la negación de ciertos patrones de pensamiento. Luego, puede comenzar con el ejercicio para identificar creencias, sobre todo si desconoce sobre qué tipo de pensamientos debe cambiar. Luego Realice: Ejercicio para despejar creencias


Fuentes: http://www.galeon.com/gemart