Se dice que la mejor forma de aprovechar la energía que emana en este lapso ariano es «resonar con el primer signo, el de Aries», lo que comienza con el desarrollo del yo. Al ser el primer signo del Zodíaco, representa la energía de arranque y de inicio de ciclos.
El fuego de Aries encuentra barreras muy difíciles de franquear al tratar de llegar a la humanidad. Son muchos los seres humanos que aún viven en una pesada nube de inercia, espejismo e ilusión. Por eso, las personas que no pueden responder a la energía de Aries con sus centros superiores viven irritabilidad, agresividad y diversos estados de gran tensión.
Esto es reconocible por sus efectos: trastornos físicos, emocionales y mentales que se expresan como problemas de salud, problemas sociales, nacionales o internacionales, así como contaminación en el cuerpo del planeta.
Esta es la energía de Aries, aunque también mientras el sol esté transitando esta casa las personas pueden sentirse enérgicas, emprendedoras, optimistas y con ansias de cambios. No importa cuál sea su signo, la energía de Aries está disponible y se puede aprovechar.
Aries es el signo del YO. Para los arianos casi todo se trata de ellos mismos, y suelen tomarse las cosas de modo personal. Bien utilizada, esta energía es óptima para el cuidado personal y para priorizarnos. Un yo sano es imprescindible para todo logro armónico, sea a nivel que sea. Se pueden obtener éxitos espectaculares sin un yo sano, pero ni serán armónicos, ni llevarán a la felicidad, ni tendrán la salud como resultado a largo plazo.»
«Si nuestro yo no está aún suficientemente desarrollado, la energía dinámica de Aries es un excelente impulso para comenzar a liberarnos de las dependencias excesivas de nuestro entorno.
Quizás podamos tomar decisiones de emprender un trabajo real al respecto, y si requerimos ayuda buscarla. Aceptarnos tal y como en verdad somos es condición indispensable para el proceso… Ponernos excusas, postergar, sólo nos lleva a perder el tiempo, el tiempo es vida.
Si nuestro yo es demasiado fuerte también estamos ante un problema, existe el peligro de que cristalice, que pierda flexibilidad, permeabilidad y capacidad de fertilizarse del entorno, de dar y recibir adecuadamente.
Si eso ocurre nos volvemos prisioneros de nuestro yo. No estamos abiertos a nuestros semejantes ni a la irradiación de nuestra alma. En el mes de Aries podemos derribar los muros que en errónea autodefensa hemos erigido a nuestro alrededor.
Por último se dice que el fuego de Aries nos ofrece “un suelo ardiente”, ello refiere a un trabajo purificatorio; el fuego tiene un poder transmutador. Es la energía disponible de primer rayo que cumple con la faceta de destrucción necesaria en la resurrección, en el nacimiento de un nuevo orden.
En Aries podemos, como en ningún otro momento, elegir una limitación sobre la que trabajar para vencerla. Es un tiempo propicio para desapegarnos del no yo.
Aries también representa la energía física y la energía de inicios por eso es ideal para entrenar, para comenzar actividades, para tomar la iniciativa, para cambiar de trabajo, para comenzar esa carrera que tanto te gusta, para priorizarte y para hacer esas cosas que te hacen vibrar. Este es el lapso, ¡anímate!
Fuentes consultadas: http://www.infonews.com/nota/
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