Agosto 2015 arranca con un acontecimiento relacionado con el mundo animal, que tiene conmocionada a la opinión pública mundial: un emblemático león de Zimbabue, llamado Cecil, fue asesinado en julio por un cazador furtivo. Noticias como esa se leen muchas veces -es algo común proveniente de países de África y otras zonas del mundo donde habitan especies animales exóticas- pero pocas veces las reacciones llegan a niveles tan intensos internacionalmente, pues una vez conocida la identidad del cazador (un odontólogo estadounidense), las redes sociales han estallado en insultos, críticas, amenazas y rechazo al hecho, que se ha convertido en noticia destacada y tema de debate en muchos medios de comunicación.
Lo que no se entiende es que ese profundo dolor que se percibe astralmente es una señal que muchos ya ven como una apertura de conciencia de la humanidad ante la crueldad y la indiferencia en el trato a los animales en el mundo.
Quizás por ello es muy posible que Cecil haya cumplido una misión a través de su muerte.Esta apertura de consciencia puede ilustrarse a través de los artículos de opinión que se han escrito sobre el tema. Para muestra, el periodista Juan Arias publica un artículo en el medio digital El País, de España, señalando lo siguiente:
Sí, ya lo sé. Hay quien ha escrito: ¿por qué tanto ruido por el sacrificio, aunque doloso, de un león, cuando se asesina cada día a miles de humanos inocentes? ¿Qué añade la muerte cruel de un animal a la barbarie que nos brinda cada día nuestra presunta humanidad? ¿Por qué la gente no llora, protesta y se indigna más bien con las injusticias sociales que siembran de víctimas nuestro planeta?
Y, sin embargo, la crueldad perpetrada contra el león está ahí. El mundo se ha levantado contra el cazador estadounidense. Quizás porque lo ha visto como el espejo que nos devuelve lo más bajo de nuestros instintos de violencia y desprecio por la vida. Y cuando hablamos de vida, los soberbios humanos no podemos ni debemos olvidar que la vida animal está estrechamente ligada a la nuestra. Formamos, personas y animales, una única familia indisoluble.
Quizás esa indignación generalizada contra el cazador del león refleje una toma de conciencia colectiva y positiva de que en este mundo nuestro, o nos salvamos y respetamos juntos o juntos nos perderemos.
¿Puede un animal cumplir una misión?
En el sitio Anclaje de luz al hablar de las energías y analizar los acontecimientos astrológicos del mes de julio, se hace la observación de que el impacto global de la muerte del león Cecil se da justamente al inicio del signo de Leo, considerándolo como algo simbólico:
El Portal de Leo se abrió el 26 con la muerte dolorosa, violenta y abusiva de Cecil, el león más amado. El simbolismo que esto representa excederá este post, porque sus efectos seguirán manifestándose por mucho tiempo más. Su muerte, producto de la inconsciencia y dureza del corazón humano, ha provocado la vulnerabilidad y sensibilidad en miles de personas. Así como también el juicio en miles de otros. Su muerte ha generado una reacción que años atrás no hubiera provocado. Y con el correr del tiempo veremos el sentido último de su sacrificio.
Contrario a lo que se cree, los animales también tienen presencia en los planos sutiles. Muchos piensan que no poseen alma, ignorando que existe una inteligencia universal o alma-grupo, que a niveles espirituales rige la evolución del reino animal.
El alma-grupo «se encuentra en el plano astral, conectada con cada miembro de su grupo por medio de un hilo», por ello es colectiva, a diferencia del alma humana, que es individual.
Así como el alma individual de cada humano elige las experiencias de vida necesarias para el crecimiento del ser, el alma-grupo de los animales elige las experiencias necesarias de cada especie para su evolución.
Esa alma grupal también ofrece servicios a la humanidad y permite que algunas especies sirvan de alimento, lo que también explica los roles de depredador y presa que se cumplen en el mundo animal, con un estricto sentido de supervivencia (y no por placer, codicia o maldad, como ocurre en la especie humana). Este servicio, que se contamina por el abuso del hombre contra los animales criados para la alimentación, es algo que se debe agradecer.
Se puede entender, en consecuencia, que el alma-grupo de los leones ha permitido el sacrificio de Cecil con algún propósito, tal como expone el escrito anterior. Intuimos que ese propósito tiene que ver con sensibilizar al humano respecto al maltrato animal en el mundo y al peligro de extinción en que se encuentran muchas especies debido a la codicia del hombre.
El rol del hombre y los animales en la evolución
El rol del hombre y los animales en la evolución
Evolucionamos siguiendo una escala evolutiva, donde el avance o el estancamiento de unos influye en el avance o estancamiento de otros. En consecuencia, lo que ocurre a las especies animales afecta a los humanos y viceversa. Por ello, es tan importante la evolución de los animales como la de los humanos.
En esa jerarquía, los humanos estamos en la cúspide, pero solo en el plano físico, pues en los planos más sutiles existen seres con mayor evolución (maestros, seres de luz, ángeles) quienes también forman parte de la jerarquía.
Estos seres lumínicos velan porque nuestra alma se espiritualice, pues de ello depende la evolución universal. Ese cuidado que recibimos nos enseña el papel que debemos desempeñar con los animales, a fin de protegerlos, amarlos y ayudarlos a individualizarse (a tener un alma individual) porque de eso también depende la evolución universal.
De ahí que el dolor y la condena que el asesinato del león Cecil no sea algo banal, como muchos piensan, siendo indicio de un paradigma que emerge, un nuevo entendimiento que se está generando acerca de la responsabilidad que tenemos y el respeto que merece el reino animal por su papel en el proceso evolutivo. Esa conciencia es indispensable si realmente queremos crecer como especie a nivel espiritual.
En honor a Cecil.
Descansa en Paz hermoso Ser… nuestro Amor y Gratitud hacia ti
Escrito por Glenda González
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