de vacaciones. La idea es descansar, viajar, pasear y disfrutar de ambientes distintos a la rutina del trabajo diario. Pero muchos de esos días libres establecidos en el calendario, entre ellos Semana Santa y Navidad, son motivados a alguna razón religiosa -aparte de las fechas históricas y culturales-. Se tiende a olvidar que detrás de ese feriado religioso existe una energía que da indicios de la actividades más recomendadas para la fecha.
Las civilizaciones antiguas se sostenían a base de una estrecha relación con la naturaleza y con el cosmos. Los sabios, los maestros, sacerdotes y guías se dedicaban a observar lo visible y lo no visible en el entorno y según sus observaciones de la naturaleza, en el micro y en el macrocosmos (en el cielo y en la tierra), indicaban los ritos y acciones a seguir para no perder la armonía. Todos cumplían la recomendación, incluyendo gobernantes o monarcas.
Durante esos días o momentos especiales los sabios o sacerdotes realizaban ritos cónsonos con el tipo de energía que se movía en la tierra y en el cosmos.
Con el auge de la época moderna y la paulatina sustitución del paradigma religioso por el científico, el hombre fue perdiendo ese vínculo con el cielo y con la tierra. Sin embargo, en los últimos años se ha desarrollado una tendencia que busca restablecer esa relación, sin desestimar a la ciencia.
Reconectarse con lo espiritual sin dejar de lado lo científico implica entender las razones detrás de la celebración religiosa, tratando de ir más allá de lo mágico-religioso pero manteniendo la perspectiva espiritual. Así se evita caer en el mero materialismo (esto es, creer solo lo demostrable y visible). Algo que obviamente no es nada fácil, pero vale la pena intentar.
Los feriados religiosos generalmente tienen origen en algún acontecimiento espiritual (invisible al humano) de gran magnitud, que repercute fuertemente en varios planos al mismo tiempo.
Por lo general parte de un plano sutil y se manifiesta en el físico y puede ser percibido por personas sensibles espiritualmente.
El hecho puede derivarse del plano causal o del astral superior, aunque se genera también en planos mucho más elevados. Mientras más elevado sea el origen, más fuerte es la repercusión en el físico (aunque menos tangible para el ser común). Eso es lo que los sabios antiguos reconocían como señales del cielo.
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Lo que sucede en ese tiempo de conmoción interdimensional es la apertura de portales que, además de conectar de golpe el cielo con la tierra (todos los planos en lo que se conoce como apertura vertical), permiten la entrada o salida de energías en el planeta.
A fuerza de su repetición, el fenómeno de apertura del portal se mantiene en la memoria colectiva del humano, quien por tradición o cultura reconoce esos días como distintos.
Especialmente en Semana Santa y en Navidad se abren portales de luz muy poderosos que tienen que ver con el descenso de energía crística al planeta (una de las energías sutiles de luz más potentes), labor iniciada por el maestro Jesús.
No obstante, muchas de las prácticas se han perdido debido a los hábitos de la vida moderna, pues más que reconectarse, en esos días no laborables las masas buscan desconectarse: dormir, bailar, beber.
Todo es cuestión de decisiones personales que tienen que ver con el nivel de conciencia de cada quien. Hay personas más religiosas que buscan las prácticas más tradicionales y siguen lo que la cultura de su país o región indica; algunos creen y ponen mucha fe en ello, ofrecen sacrificios, ofrendas y hacen actos de autopurgación.
Por ejemplo, en la fe católica se maneja con frecuencia en Semana Santa la conexión errada con el sufrimiento de Jesús y se venera más al Cristo crucificado que al Cristo resucitado. y es acorde a estos pensamientos que se atraen influjos energéticos del portal.
En cualquier caso estas personas pueden aprovechar los influjos del portal dependiendo de lo que manejan sus cuerpos mentales y emocionales, sumado a la fuerza de su fe.
Por lo general, las actividades realizadas de forma mecánica o sin consciencia no generan grandes cambios. Por eso, luego de los días feriados el curso de vida de estas personas posiblemente siga el mismo ritmo que ya llevaba.
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En estos casos hay mayor capacidad para aprovechar el portal de luz (siempre y cuando se trabaje respetando las leyes universales). Mientras más altruistas sean las peticiones y mayor nivel de consciencia y rata vibratoria tengan las personas, mayor influjo de luz se atrae al planeta y al aura.
Existen quienes utilizan estas fechas para rituales oscuros, con fines egoístas. Si el portal es de luz, los ritos lo que hacen es densificar más el plano astral, y en su momento la Ley de causa y efecto obrará sobre el activador de estas fuerzas, lo que será más rápido si el portal es muy potente, como ocurre en Semana Santa y Navidad.
Por ello, muchos brujos se abstienen en estas fechas, «respetando» la energía del momento.
En el caso de portales oscuros o portales para salida de energía negativa se requiere precaución y quienes se atrevan a mover energías en ese momento deben poseer un alto nivel y verdadera preparación y conocimiento para cualquier práctica.
Lo común no es neutral
Las personas comúnmente se mueven entre dos polos: los más creyentes que respetan las tradiciones y los que no practican nada.
Los primeros entran en el grupo de aquellos que no atraen grandes caudales de energía con el portal, ni tampoco aportan, más allá de lo que ya cargan en su campo aurico y de lo que puedan mover por su fe, tal como ya se explicó.
Por otro lado está una gran mayoría que aprovecha el tiempo exclusivamente para descansar, o para pasear, ir a la playa, el placer, las fiestas y la bebida.
Este grupo pareciera ser neutral, pues en sus intenciones no está el conectarse con energías ni superiores ni inferiores, aunque -sin desmerecer la necesidad que se tiene de descanso y entretenimiento- la indiferencia espiritual no pasa desapercibida. Igualmente se atraerá energía al planeta según vibre el aura y de acuerdo a ello este grupo aporta también su cuota de luz u oscuridad.
Si sus actividades son más familiares, sanamente afectivas y sus campos auricos están limpios pueden aportar algo de luz, pero si sus actividades son más frenéticas y su aura está muy cargada, densificarán más el astral planetario y también se convierten en obstáculos para la fluidez del portal del luz.
En resumen, lo más recomendable es la meditación, reflexión y el trabajo consciente con uno mismo, que puede ser combinado con descanso y tranquilidad. Funcionará mejor si el aura está sana y poco cargado. Si no es posible o se desea viajar, sería bueno buscar algún tiempo para actividades que permitan ese contacto con uno mismo y con lo superior.
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